miércoles, 13 de junio de 2012

PÁGINAS URUGUAYAS - CUANDO CARLOS GARDEL LLEGÓ A LA UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA

Escribe Walter Ernesto Celina

“EL PERDURABLE” EN LA VISIÓN DE RAFAEL BAYCE

En aquella tardecita veraniega de diciembre las escalinatas de la Universidad de la República mostraban encendidas sus luminarias de época. Conducían a los asistentes a la sala Ing. Oscar Maggiolo, espacio solemne que recuerda al ex Rector, personalidad relevante de la resistencia democrática y entrañable amigo.
Hubo momentos de asombro pues la concurrencia iba al encuentro de Carlos Gardel para aprehenderlo en toda su estatura y, al divisarlo, lo vieron rodeado por la magia de otros artistas inmarcesibles: Louis Amstrong, Al Jolson, Bing Crosby, Maurice Chevalier, todos entre todos, en plática abierta con Agustín Magaldi, Hugo del Carril, Edmundo Rivero…
El Lic. Rafael Bayce tiene especializaciones académicas en sociología y ciencias sociales. Es profesor universitario grado 5, siendo él quien transportó a Gardel hasta el mayor ámbito de estudio, el viernes 11.12.1987. 
Del Archivo de Aníbal Barrios Pintos tomaré fragmentos de los apuntes concedidos por el disertante al semanario “Brecha” (del día 18 del mes y año ya citados), en los que enriqueció más de dos horas de exposición con grabaciones antológicas. He aquí, a  grandes zancadas,  algunas reflexiones del catedrático:
La continuidad gardeliana. El éxito perdurable de Gardel depende de cualidades personales, de coyunturas rioplatenses e internacionales y de un desarrollo histórico que hizo aparecer al tango, a sus múltiples consecuencias culturales y a su compleja relación con el todo macrosocial que lo enmarcó en su origen y evolución. La máxima figura interpretativa del tango puede ser favorablemente comparada con muchos de los mejores intérpretes del mundo de música popular.
Caracterización de la voz. Su extraordinaria voz, de amplio registro, gran presencia y expresividad, unida a una corrección académica remarcable en cantantes populares, a su mezcla de sentimentalismo de canzonetta, de elocuencia de ópera ligera y de telúrico ruralismo, hizo posible su aclamación por críticos de la “música seria” y por representantes de subpoblaciones sincreticamente fundidas por una situación material y simbólica similar.
Capacidad para reflejar estados de ánimo. Capaz de reflejar expresivamente emociones muy diversas (alegría, tristeza, pena, resignación, rebeldía, nostalgia, ironía, arrogancia, reproche, humor cachador, sobrador, etc.), esa diversidad estaba siempre permeada por el sentimiento básico que le daba su tonalidad al tema, con gran preocupación por “cantar” la melodía.
Dicción. Su profesionalidad lo hacía preocuparse por la dicción (la sustitución de la “n” por la “r” se debía a que estas suenan más y subrayan la melodía) y por el ajuste interpretativo. Compárese “Mi noche triste” de 1917 con versiones posteriores, en que se reelabora la medida; se enlentece y entristece el tempo; se independiza más de los golpes del compás, como los grandes intérpretes lo hacen. Se hacen más introspectivos y reflexivos la evocación y el presente.
De lo mejor del mundo.Incomparablemente mejor intérprete (expresivo y formal) que grandes ídolos mundiales de la época como Maurice Chevalier y Al Jolson. Con un manejo del registro y una densidad de voz mucho mayor que la de Bing Crosby, Gardel es, de lo mejor del mundo…


PÁGINAS URUGUAYAS - SHOCK POR LA MUERTE DE GARDEL

 Escribe Walter Ernesto Celina

COMPENDIOS TESTIMONIALES DE ERASMO SILVA CABRERA, “AVLIS”

Silva Cabrera nació en Montevideo en 1914. Ejerció la profesión en los diarios “El País” y La Mañana, así como en la revista “Cine Radio Actualidad”. Falleció en 1987.
Fue defensor e impulsor de la tesis que sustenta la nacionalidad uruguaya de Carlos Gardel, para lo cual desarrolló pacientes investigaciones. Sobre su matriz y coincidiendo en general con ella, los investigadores uruguayos Arq. Nelson Bayardo y el Dr. Eduardo Payssé González  y la argentina Martina Iñiguez introdujeron nuevos y ricos perfiles al enfoque de “Avlis”, pseudónimo con que se conocían sus aportes de prensa.
Las transcripciones tomadas para esta nota han sido extraídas de la documentación que manejara para dos notas. Aparecieron en 26.10.1975 y 24.06.1979, en el cotidiano “El País”, siendo recogidas del Archivo de Aníbal Barrios Pintos.

AQUELLA TARDE ACIAGA

En la mañana un frío glacial había envuelto todo. La tarde ya estaba cayendo como para volver a congelar los charcos, que como vidrios quebraban los pies en las callecitas de barrio.  Carros y chatas volvían con sus caballos a los corralones. Los ómnibus abiertos en la capital transportaban a los trabajadores a sus hogares, mientras los tranvías, con  su luz ambulante, hendían sus ruedas en los rieles despertando un chirrido que hería aquel aire.
En un segundo algo refulgió en el espacio, como si fuera por última vez. La noche ensombreció todo. Millones de puñales de dolor atravesaron los pechos.
Había muerto Carlos Gardel. 24 de junio de 1935. Medellín, Colombia.

VOCES COMO PALOMAS MENSAJERAS

“Avlis” relata del siguiente modo cómo se enteraron los uruguayos:
Los Dres. Juan Carlos Patrón y Edmundo Bianchi tenían por ese entonces la dirección  de la difusora CX 32 “Radio Águila”. Tan pronto conocieron la tragedia de Medellín, comenzaron a difundir grabaciones del “Zorzal Oriental” y, acercándose a ellos el compositor Horacio (“Pintín”) Castellanos, la trilogía se apresuró a producir una pieza con ritmo de tango, a la que titularon “El pájaro muerto.
Actuaba en CX 32 el cantor Luis Alberto Bottini (luego de destacada carrera profesional  en orquestas típicas porteñas).
Verso va, verso viene, Patrón  y Bianchi daban cima a la composición, mientras “Pintín” en el teclado ensayaba la faz musical.
“El Debate”, domingo 30 de Junio de 1935
Cuentan los que aseguran saberlo que “El pájaro muerto” estuvo pronta sobre la medianoche de ese mismo 24 y que Bottini la estrenó, entre disco y disco de Carlitos, a las 3 de la madrugada del martes 25.
Este primer texto, concebido como “canción triste” en homenaje al cantor epónimo, tiene un recitado que aquella noche interpretó Carlos Chiodi Burzaco. En Buenos Aires, el excepcional Charlo (Carlos Pérez de la Riestra), produjo su versión.
La emisora uruguaya tenía por ubicación la de Plaza de Cagancha al 1334, donde hoy se emplaza el hotel “Lancaster”.
Otra emisora, de Montevideo, CX 28 “Edison Boadcasting”, evacuaba consultas telefónicas y difundía música de “El Mago”.
Los proficuos rastreos de Erasmo Silva Cabrera permiten contextualizar con el episodio luctuoso, manifestaciones múltiples. Entre otras las que, de manera abreviada, se entrecomillan a continuación:
Libertad Lamarque: “Se trata de un dolor verdadero, de un pesar que nos deja anonadados a todos.”
Azucena Maizani: “Yo lo quería mucho, tal vez porque los dos, cada uno en su esquina, nos formamos solos. Es por esto que su trágica desaparición me llena de dolor.”
Alberto Vila: “La canción popular, donde quiera que vibre, repetirá su nombre.”
Charlo: “Gardel ha sido para nosotros la figura más representativa de nuestra canción y del arte típicamente criollo.”
Tita Merello: “No es posible hablar cuando un dolor inexpresable se nos ha adueñado del alma.”
Mercedes Simone: “La vida ha sido injusta con él al depararle un final tan prematuro y trágico… a tan gran cantor y tan bello amigo.”
Adolfo Zukor: “Se había elevado, a gran altura, en la estimación de decenas de millones de sus admiradores. Era humilde en todas sus cosas.” (Director de los estudios fílmicos “Paramount”.)
Ramón Gómez de la Serna: “No podrá inmiscuirse en la orquesta, pero la orquesta pensará en él al encontrarse sin la letra pastosa, profunda, que leía su voz en la memoria.” (Prolífico escritor español, nihilista, exiliado en Buenos Aires.)
Por esto y mucho más, Julio De Caro -adalid en la transformación orquestal del tango-, sentenció para siempre: ¡Cada día canta mejor!

PÁGINAS URUGUAYAS - LA FIGURA MÁS REPRESENTATIVA DEL TANGO

Escribe Walter Ernesto Celina

HORACIO ARTURO FERRER

La calificación que motiva el título fue dada a Carlos Gardel y pertenece a Horacio Arturo Ferrer, connotado compatriota, ciudadano emérito de la cultura tanguística.
La aseveración está contenida en una página encontrada en el archivo del académico Aníbal Barrios Pintos, cuya copia obra en mi poder.
Transcribiré fragmentos de la misma, incorporando algunos elementos de contexto.
Horacio Arturo Ferrer (1933) ha sido, en una primera fase, radialista y cronista del tango. Luego, se convirtió en comentarista e historiador erudito de la disciplina. Cultivó(a) la poética en la música popular de su preferencia, alcanzando logros resonantes. Cofundó el Club de la Guardia Nueva, en Montevideo, y dirigió Tangueando, revista especializada de la entidad. Merced a una relación profunda con el maestro Ástor Piazzolla. encalló casi definitivamente en Buenos Aires.
Sus vínculos han sido fluidos con personajes señeros como Julio De Caro, Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Horacio Salgán, Raúl Garello, Héctor Stamponi, Elvino Vardaro, para citar algunos.
De su autoría sobresalen Chiquilín de Bachín, Balada para un loco, Balada para mi muerte, Juanito Laguna y la operita María de Buenos Aires.
La ciudad hermana le ha dispensado honores por su labor intelectual y por considerarlo un promotor excelso del tango en América y Europa.
El material, algunas de cuyas partes se transcriben, fue realizado por Ferrer para el diario “El País” montevideano, con motivo del estreno en el  ex Cine Central (de Plaza de Cagancha) del film “Carlos Gardel, historia de un ídolo”. La fotocopia encontrada en el archivo ya citado, omite la fecha. Atendiendo la première de la película, podría ubicarse entre abril-mayo de 1964, aunque no antes.

TRES FRAGMENTOS

Estos son algunos de los conceptos que Horacio Arturo Ferrer vertía, analizando la trayectoria de El Mago, bajo el título Personalidades: Carlos Gardel”.
1.- “Hubo quienes cantaron tangos antes que Carlos Gardel. Pepita Avellaneda, Dorita Miramar y La Pamperito, fueron  algunas de las voces femeninas que en los últimos años del siglo XIX, entonaban en los recreos con escenario y en los pequeños teatros del bajo porteño -como el Roma- los primitivos tangos de corte cupletero.
En la misma época Ángel Villoldo, y poco después de 1900, Arturo Mathon y el sanducero Alfredo Gobbi entre los intérpretes masculinos,  también fueron cantores de tango, pero conforme a los cánones madrileños. Procedían éstos, a su vez,  del tango andaluz -de origen gaditano- (de Cádiz - WEC) y fueron adoptados por nuestros cantores a través de los modelos del género chico español, promovido en los escenarios rioplatenses bajo las celebradas representaciones de La Gran Vía (1886) y La Verbena de la Paloma(1894). Por último, cabe añadir que antes de Gardel también  cantó Pascual Contursi, dentro del estilo “milonguero” que habría de trasuntarse, asimismo, en sus letras. Y, en fin, cuando Carlos Gardel hacía sus primeras interpretaciones tanguistas en público, en los sainetes criollos no pocos actores y actrices cantaban tangos.

2.- “Carlos Gardel abarcaba una extensión próxima a dos octavas. En sus comienzos como tanguista (1915-1925), su voz se asimilaba al registro de tenor. Desde 1925, en adelante, barítono, cada vez con mayor tendencia a bajo.
Musicalmente Gardel plasmó en el plano vocal las bases del fraseo característico del tango. Interpretativamente, a pesar de abordar con ductilidad, propiedad y soltura un variado repertorio de situaciones -picarescas, trágicas, cómicas-, tuvo siempre marcada inclinación  por un cantar melancólico, y muchas veces solemne. Como ocurre en todas las formas de expresión del tango.
Gravitaron en la cristalización de su estilo, aunque luego desbordados por la ceñida síntesis que éste importó y apenas dejaron señales en su personalísimo modo interpretativo, algunos rasgos característicos de los cantantes italianos y resonancias propias del cantor “milonguero”.

3.- “Esta contribución hubiera sido suficiente para ubicar su nombre en una galería de figuras en la cual, junto al suyo, revistarían con idénticos títulos, Pascual Contursi -que introdujo con toda originalidad la letra argumentada-; Enrique Santos Discépolo, que dio a la letra consistencia  dramática, esto es, sostenes estructurales propios de lo teatral; Pedro Maffia, quien plasmó los cánones tanguísticos de la interpretación y las normas técnicas de la ejecución bandoneonística, para citar algunos artistas de parejo valor creativo al de Carlos Gardel, entre los de una selecta nómina.
Sin embargo a Gardel se le discierne con toda justicia otro mérito, diverso del conferido a su labor vocal, que establece un rasgo diferencial que lo distingue de aquellas otras capitales siluetas nombradas: Carlos Gardel se constituyó en la figura más representativa del tango. Y en este aspecto comienzan a gravitar facetas de su personalidad, elementos como auxiliares de su perfil de cantor que concedieron a su presencia y a su labor -en todo caso esos elementos fueron deslumbrantes pero nunca “misteriosos”- esa rara combinación de atractivos físicos y espirituales que predisponen favorablemente a un auditorio, antes, y aún al margen, de la tarea específicamente profesional de un intérprete.
Lo integral de su persona -el ser iniciador de un género vocal; el ser creador de un estilo de efectiva calidad y gran resonancia pública, sumados a la magnética espiritualidad de su conducta y de su físico, auténticamente rioplatenses- hizo de Carlos Gardel el artista más representativo del tango.   
  
   


sábado, 2 de junio de 2012

PÁGINAS URUGUAYAS - UN RELATO DE NAPOLEÓN BACCINO


UN RELATO DE NAPOLEÓN BACCINO
Escribe Walter Ernesto Celina

PROPÓSITO
Páginas Uruguayas se incorpora como una sección de la columna Gardelianas, que he destinado a la difusión de la vida y los valores de la obra de Carlos Gardel.
Ahora se trata de incorporar a la consideración de los analistas un conjunto de reflexiones, aportes testimoniales, memorias, estudios y conclusiones formuladas por investigadores, historiadores, periodistas, escritores y, en fin, personalidades de la cultura, las que han vertidos sus saberes sobre el excepcional creador e intérprete, anclado de modo vivo en el alma latinoamericana.

EL AUTOR

Napoleón Baccino Ponce de León (Montevideo, 1947), escritor, crítico literario, columnista, docente titulado e investigador. Su novela Maluco - La historia de los descubridores (1989) obtuvo el galardón de Casa de las Américas, La Habana, siendo traducida a varios idiomas. Le pertenecen Un amor en Bankog (1994), Aarón de Anchorena. Una vida privilegiada (1998) y El regreso de Martín Aquino (2003). Notas suyas están registradas en Jaque, Cuadernos de Marcha y El País.

DE ESO NO SE HABLA
Napoleón Baccino (fragmento)
“Los amores adúlteros de Cecilio Iglesias con una francesa que conoció en La Rosada de Tacuarembó, es uno de los secretos más celosamente guardados de la historia familiar.
El escándalo  puso en marcha como pocos, esa implacable forma de censura familiar que se resume en la terrible sentencia: “De eso no se habla”.
…………………….
El escabroso episodio fue consecuencia indirecta del afán progresista  y de la mentalidad de pionero de mi bisabuelo.
Cecilio no lograba convencer a los gobiernos de la época ni a las demás “fuerzas vivas” de la zona, de la necesidad de construir una represa en el río Uruguay, a la altura del Salto Grande.
Su idea de atraer frigoríficos ingleses y crear de ese modo un polo de desarrollo industrial, independiente de Montevideo y de Buenos Aires y que dinamizara la región por encima, incluso de aquellas fronteras que él consideraba absurdas, no fue comprendida en su verdadera  dimensión por sus contemporáneos.
Sus únicos aliados en la ardua y estéril batalla por el progreso fueron, hasta donde se sabe, aquel comerciante de ramos generales de Quaraí, apellidado Onetti y un tal Escayola, poderoso hacendado y singular figura política de Tacuarembó.
El coronel Escayola -así se refería a él mi bisabuelo, ignorando los rumores que decían que  había recibido el grado por designación directa-, poseía estancias en casi todas las secciones judiciales del vasto departamento, había sido Jefe Político de Tacuarembó por tres períodos consecutivos, durante los gobiernos de Santos, Tajes y Julio Herrera y Obes, y era famoso por su agitada vida sentimental y su fama de seductor.
En verdad, el coronel Escayola tenía sus excentricidades en este aspecto.
No sólo se casó y enviudó tres veces, sino que sus tres esposas eran hermanas entre sí.
Sin embargo, a pesar de su evidente apego y extraña fidelidad a las Oliva: Clara primero, Blanca luego y finalmente Lelia, el coronel era tan enamorado que testimonios de la época le atribuyen cincuenta hijos naturales, incluyendo a Carlos Gardel.
El Mago, como lo han demostrado algunos gardelianos ilustres como Erasmo Silva Cabrera (Avlis) y Nelson Bayardo desde las páginas de este mismo diario, sería hijo del por entonces Jefe Político, con Lelia, quien en esos años era todavía su cuñada y, para colmo, menor de edad.
Deslumbrado por la desbordante personalidad e insospechable vitalidad de Escayola, mi bisabuelo pasaba por alto las diferencias políticas que mantenía con el coronel, -de joven había estado en la toma de Paysandú-, hacía oídos sordos a las críticas de sus adversarios y no ocultaba su admiración por aquel personaje a pesar de la pésima opinión que mi bisabuela tenía de él.
A su juicio, los nueve años de administración comunal de su amigo habían sido casi ejemplares, tanto por su honradez tanto como por la gran cantidad de obras públicas realizadas, incluyendo el imponente teatro que llevaba su nombre.
Ni siquiera los cincuenta tálamos de sus hijos, esperanza de numerosísima prole de aquel Príamo norteño, con ser una muestra de vigor contundente, le impresionaba tanto como eso de tener un teatro de su propiedad.
El mismo Cecilio fue testigo de los trabajos que demandó aquella construcción, en todo comparable con la audacia y esplendor de la Ópera de Manaos.
El proyecto, realizado por el francés Víctor L’Olivier, director de la Compañía Francesa del Oro -personaje también vinculado indirectamente a Gardel, ya que fue gracias a él que llegó a Tacuarembó la polémica Berthe Gardès, la “planchadora” que crió al fruto de los amores ilícitos del coronel con su cuñada-, fue ejecutado por la empresa de don José Mazzuchelli.
Tres largos años insumió la construcción de la compleja estructura, respetando al pie de la letra las sutiles disposiciones en materia de acústica y demás requerimientos específicos de la sala.  Y otros tres la tarea de vestirla y alhajarla.
El inaccesible enclave de la, por entonces Villa de San Fructuoso, alejada de las vías marítimas y sin ferrocarril, dificultaron especialmente la faraónica empresa.
Los materiales, incluyendo los mármoles de la entrada, del hall y del vestíbulo, las butacas de la platea, las sillas de los palcos, todas estilo Luis XVI y tapizadas en terciopelo púrpura, los pesados paños destinados a forrar el interior de los palcos, las barandas y los corredores principales, los inmensos telones y complicados dispositivos, la plataforma elevada para simular la aparición o desaparición de los personajes -el coronel se empeñó en que su teatro contase con aquel artificio que lo deslumbraba con sus posibilidades-, las luces, los telares y hasta los bastidores con sus nubes rosadas, sus picos nevados o sus lunas llenas; toda la compleja y portentosa maquinaria que es un teatro, llegó en tren a Paso de los Toros, estación final del ramal que explotaba la Midland Uruguay Company, y desde allí fue transportado en carretas tiradas por bueyes hasta Tacuarembó.
Mi abuelo, interesado en asegurarse el apoyo del poderoso Escayola, ……………………. prestó varias de sus carretas y algunos de sus mejores hombres para que todo aquel lujo proveniente de París, llegara a la remota “California del Sur”.
Fue precisamente una de sus carretas la que al intentar vadear el arroyo Malo, en medio de una gran crecida, a la altura de paso de Furtado,  fue arrastrada por las aguas con su preciosa carga: la araña de cristal de Baccarat destinada a dar mayor esplendor a la sala, a llenarla de luz, a colmarla de reflejos, a encandilar al público con su brillo, superior al del oro.
Inmóviles en medio del mezquino paisaje invernal, los hombres contemplaron mudos cómo la fuerte correntada les arrebataba uno a uno los cajones que contenían desarmada, la enorme joya, para siempre perdida. Fue como si una gran luz se apagase en el interior de cada uno.
Sólo se oía el fragor de las aguas y el tintineo de los cristales flotando en su tumba de madera.
Mi bisabuelo se sintió responsable del desastre e insistió en reponer la fabulosa araña a pesar de la tenaz oposición de su mujer que dejó de hablarle por el resto de sus días.
-Ese hombre te llevará por mal camino y nos conducirá a todos a la ruina -profetizó María- aludiendo a Escayola.
…………………….
Sin embargo, ése no fue, como se verá en la próxima entrega, el peor de los males que acarreó a la familia su relación con el coronel Escayola, ya que fue en su compañía y en el cabaret “La Rosada”, entre copa y copa de champagne, que conoció a aquella actriz francesa por la que perdió la cabeza e hizo tantas tonterías, que sus descendientes se empeñaron en negar su existencia hasta ahora.”
(Fuente: Archivo Aníbal Barrios Pintos – Edición “El País” 24.07.1994)