domingo, 13 de mayo de 2007

LA EDAD DE GARDEL



EL TESTIMONIO DE HUGO MARIANI


Escribe Walter Ernesto Celina


Hasta el fallecimiento de Carlos Gardel, el 24 de junio de 1935, más de una decena de documentos oficiales acreditan su nacimiento en Tacuarembó, Uruguay, el 11 de diciembre de 1887.


El primer antecedente surge el 8 de octubre de 1920, cuando el Consulado de Uruguay en Buenos Aires expide el certificado de inscripción n° 10.052, donde el cantante realiza la declaración respectiva, ofreciendo detalles significativos.


La manifestación acerca de su lugar de nacimiento se ha de repetir, ininterrumpidamente, en tramitaciones públicas y privadas, en forma constante y pacífica.


El hecho inusitado ocurre con motivo de la apertura de su sucesión, momento en que su apoderado, el Sr. Armando Defino, presenta un testamento ológrafo, signado por Carlos Gardel en Buenos Aires, el 7 de noviembre de 1933.
Expone que es francés, haber nacido en Toulouse el día 11 de noviembre de 1890 y ser hijo de Berthe Gardes.


Desde el punto de vista del análisis histórico ¿cómo se resuelve la dualidad emergente?
En primer lugar sería preciso conocer la causa de la discordancia documental, lo que a ciencia cierta se ignora, más allá de interpretaciones.
En consecuencia, no cabe otra alternativa que integrar todos los elementos posibles que surgen de las declaraciones públicas del astro, de sus comunicaciones privadas, de lo que manifestaron fehacientemente sus relaciones, etc., con la finalidad de construir hipótesis lógicas, para acercarse a la verdad.


En “La documentación gardeliana” (nota de abril de 2007) se ha visto el peso abrumador de los instrumentos públicos existentes a favor del Gardel uruguayo. Tal acopio milita decididamente contra la opinión de la nacionalidad francesa. Ello, sin entrar a otros indicios concomitantes, que emanan de los documentos de referencia.


A partir de este artículo se ingresará al área de algunos testimonios relevantes.
Conviene retener las fechas del 11 de diciembre de 1887, en que Gardel, cita su nacimiento en Tacuarembó y la del 11 de diciembre de 1890, mencionada en el testamento de 1933.


Hay una diferencia de edades que ha ameritado la sospecha de la existencia de dos niños. Uno, nacido en Toulouse, de nombre Charles Romuald Gardes y, otro, oriundo de Tacuerembó: Carlos Gardel
Entre el primero y el segundo existe una diferencia notoria de edades. La del francés no se superpone, en manera alguna, con la del uruguayo.


Importa, por revelador, un testimonio que, fuera de la polémica ulterior, ofrece el Director de la Orquesta Sinfónica de la National Broadcasting Corporation (NBC), Sr. Hugo Mariani, quien en 1933 visitó Buenos Aires y trabó una amistad intensa con Gardel.


En 1949 Mariani escribe para el Diario “Clarín” cuatro notas bajo el título “Cuando Gardel fue a conquistar la Meca del Cine”.
Allí ofrece detalles como éstos:

“Cumplidos mis compromisos en Buenos Aires, partí a los pocos días de regreso a los Estados Unidos. Al despedirme de Carlitos, con quien me seguí viendo todas las madrugadas, le dije:
-En cuanto llegue a Nueva York arreglaré las condiciones que va a proponerle la dirección de la NBC. Creo que van a convenirle. Una cosa muy importante quiero preguntarle.
-Dale nomás, me contestó “El Morocho”. ¿De qué se trata?
-De la edad... ¿Cuántos años tenés?
-49.
-Bueno Carlos, en Nueva York tendrás 39.
¿Diez de un saque? apuntó Gardel. ¡Qué bolada!
Había comprendido muy bien. Y agregó:
-Muy bien Mariani, tengo 39.
A los pocos días de mi llegada a Nueva York, tenía el asunto arreglado en principio...”

Fluye, con toda claridad, que si Gardel en 1933 tenía 49 años no había nacido en 1890, sino -al menos- en 1884.


Este era el tacuaremboense. El que declaró serlo repetidas veces en los documentos.


El otro, era el francés Charles Romuald Gardes, nacido en 1890. El que nunca cantó.



MÁS TESTIMONIOS IRREFUTABLES

La edad real de Carlos Gardel permite establecer que Charles Romuald Gardes es un francés cuya identidad fue superpuesta, de modo forzado, a la del cantante nacido en Tacuarembó.
A las notas publicadas en junio de 1949 por el músico Hugo Mariani en el Diario “Clarín”, de Buenos Aires, pueden agregarse otros elementos que corroboran que a su fallecimiento Gardel superaba los 50 años.
Charles Romuald Gardes, en tanto, al morir “El Zorzal” en 1935, no llegaba a los 45. Este extremo queda probado por el acta de 11 de diciembre de 1890, donde se acredita que es hijo de Berthe Gardes.

Cabe examinar algunos de los testimonios que se añaden a lo manifestado por el Sr. Hugo Mariani.
Su valor deriva de confirmar la mayor edad de Gardel en relación a Charles Romuald y porque, además, se emitieron fuera del contexto de la polémica sobre la nacionalidad del cantante, la que estallaría pasado el tiempo.

-El Diario “La Nación”, de Buenos Aires, en noviembre de 1933 reporteó a Pancho Martino, primer compañero de dúo con Gardel.
Importa rescatar este pasaje:

“-Periodista: ¿Cuándo lo vió por última vez?
-Martino: Lo fui a despedir cuando partió para Estados Unidos. Poniéndome una mano en el hombro me dijo unas palabras que ahora más que nunca las recuerdo ya que adquieren en esas circunstancias un sentido que impresionará al más descreído. Era como el presentimiento de la muerte cercana.
Él me dijo: “Fijate vos Pancho, yo haciendo de galán a los 47 años. Pero, todo tiene que ser. Ahora trato de ganar dinero para tranquilidad de mi buena viejita. Cuando venga la muerte hermano, le daré la mano y le diré: “muchas gracias por la vida que me has permitido hacer...”


-El periodista Manuel Sofovich, en la Revista “Noticias Gráficas”, de 9 de setiembre de 1953, da cuenta de la siguiente celebración en un cumpleaños de Gardel:

“...Y fue el 19 de diciembre de ese año 1933, cuando una gran admiradora del cantor, la Sra. Backfield -magnate de la industria tabacalera inglesa y no norteamericana como erróneamente se ha difundido-, para festejar el cumpleaños de Gardel, reunió a un reducido grupo de amigos en una cena que se sirvió en el famoso “Café de París”, el restaurante más lujoso del mundo, según los que conocen mucho.
Éramos trece comensales. De los cuales sólo seis argentinos: Carlitos, Le Pera, el administrador de Gardel Armando Defino, el maestro Castellanos -director prestigioso de Radio “El Mundo” ahora-, el destacado compositor musical y ejecutante de guitarra Pettorosi y el modesto periodista de este recuerdo.
Se comía bien y se bebía mejor. Carlitos nos cantaba con su mejor emoción; todo era alegría y cordialidad en esa reunión; en un descuido de los demás, me llevó abrazado Carlitos hasta un rincón de ese salón reservado para su fiesta:
-Pibe -me dijo de afectuosa manera- son 49 años ¿te das cuenta lo que es cumplir 49 años?
Y sus cinco amigos argentinos, en un aparte fraternal, brindamos con una Gran Napoleón los juveniles 49 años de Carlitos Gardel.”



Aquí Gardel sitúa su nacimiento en 1884, tres años antes de lo declarado en su documentación personal.
En todo caso, se aparta aún más del acta de Toulouse, datada en 1890.
Surge, asimismo, que al momento de su deceso estaba próximo a los 51 años reales de edad.
Las cuentas resultan claras. La hipótesis del Gardel francés se tambalea.

DOS TESTIMONIOS RELEVANTES

Existen dos importantes testimonios más acerca de la edad de Carlos Gardel, los que serán glosados a continuación.
Ellos permiten establecer la mayor edad de Gardel, el tacuaremboense, sobre Charles Romuald Gardes, el hijo francés de Berthe Gardes, nacido en 1890 en Toulouse.
El Arq. Nelson Bayardo, investigador de talento, hizo un importante desarrollo argumental en “Vida y milagros de Carlos Gardel”.
Recuerda la edición del Diario “Clarín” de Buenos Aires, de 23 de agosto de 1984, en que Isabel del Valle -novia de “El Mago”- declaró tener 78 años, oportunidad en que expresara:

-“Conocí a Carlos Gardel cuando tenía 14 años; por entonces él tenía 34 y era íntimo amigo de un pariente mío. Vivíamos en el Abasto...”
Entrevistada por el Diario “El Día” de Montevideo, el 1° de febrero de 1981, sostuvo:
-“El tenía 34 años y yo no había cumplido 14... me llevaba 20 años a mi... Pero no aparentaba esa diferencia...”



Esta declaración de Isabel demuestra que ella también modifica un poco su edad diciendo que tenía 14 años cuando en realidad tenía todavía 13, para minimizar la diferencia que sería entonces de 21 años.

Concluye Bayardo con este juicio: “La concordancia de todas estas declaraciones no abre lugar a la duda y, concretamente, si Gardel le llevaba 20 años, teniendo ella entonces 78, Gardel tendría 98 -si es que le decía la verdad- y habría nacido en 1887.
Siendo ya notoria la diferencia de años y sobre todo tomando en cuenta que Isabel en ese momento tenía 14 años, no cabe ni siquiera imaginar que Gardel frente a ella se agregara años, que sería la única hipótesis posible, si es que realmente hubiera nacido en 1890.”

En otra página, el investigador uruguayo trae a colación una carta de 1927, de Carlos Gardel a su amigo Razzano, en que manifiesta:
“...Yo voy a cumplir 40 años y además tengo espíritu de dar vueltas todavía...”
Vale decir, ratifica su nacimiento en 1887 y, de suyo, la discordancia con el acta de Toulouse de 1890.
Aquí estaba hablando el uruguayo, haciendo palidecer -¡otra vez!- la hipótesis del Gardel francés.

LA EDAD DE GARDEL EN LA PRENSA

Si el acta de nacimiento de Charles Romuald Gardes, de diciembre de 1890, correspondiera a la del cantante Carlos Gardel, éste al fallecer en junio de 1935, hubiera tenido 44 años y medio.
El cantante tacuaremboense frizaba, sin embargo, los 51 años. Se descarta así, la hipótesis que él fuera el mismo sujeto a que refiere el documento francés.

A los instrumentos oficiales que registran los datos aportados sucesivamente por Gardel y a los testimonios de sus coetáneos, sobre su edad real, corresponde agregar ahora los comentarios de prensa aparecidos tras el trágico episodio de aviación de Medellín.

El Arq. Nelson Bayardo recopiló páginas periodísticas de la época.
Al respecto realizó la siguiente presentación:
“Veamos que sucedía en los días que siguieron a la muerte de Gardel. El cantor falleció el 24 de junio de 1935 y los diarios publicaron la foto del pasaporte chamuscado, que apareció junto al cadáver, y que registraba su nacimiento en Tacuarembó, el 11 de diciembre de 1887.
La reacción de la prensa no se hizo esperar.
El 25 de junio de 1935, el diario argentino “El Día” (La Plata), dice textualmente: “Sus amigos dicen que pasaba el medio siglo”, rechazando los 47 años y medio que surgirían si se acepta dicha documentación.
También en Buenos Aires se oye la voz discorde de “La Nación”, que agrega, a su vez, la fecha de enrolamiento, con los mismos datos y comenta: “Amigos íntimos de la infancia aseguran que se quitó unos años.”
Y en Montevideo, el mismo 25 de junio, “La Mañana”, en nota necrológica exenta de toda connotación polémica, publica: “...Había nacido en la Segunda Sección Judicial del Departamento de Tacuarembó. Fallece a los 52 años” y la información cobra singular valor pues, el autor, es nada menos que Don Pedro Bernat, no sólo íntimo del ídolo, sino su apoderado en Montevideo.
Pero, ahora “El Debate”, de 1° de julio de 1935, dice en grandes titulares: “Hace cinco años, en 1930, Gardel declaró a un reportero que era nacido en Tacuarembó. Entonces confesaba 48 años.”

El reportero era Segundo Bresciano y el diario “El Imparcial”, que hizo la referida publicación, en ocasión de actuar Gardel en Montevideo, el día 13 de julio de 1930.
Haciendo notar que, salvo este último ejemplo, todo el resto de la información es argentina, concluyamos diciendo que también el diario bonaerense “Noticias Gráficas”, del 24 de junio de 1954, publica una foto de Gardel con Tino Rossi, que dice textualmente al pié: “siempre creimos que tenía 45 años al morir, pero esos documentos hallados posteriormente revelan que había nacido en 1884.” Vale decir que, tendría entonces, 51 años”, concluye Bayardo.

La hipótesis del Gardel francés ha entrado, definitivamente, en su ocaso.

En tanto, la labor de integración de documentos, testimonios, datos y otros indicios, en torno a la vida de “El Mago”, seguirá ocupando el desvelo de los investigadores para obtener su más completo y exhaustivo perfil.
Nuevas luces seguirán dando brillo a la mirada del más relevante cantante que acunara el Plata.




jueves, 10 de mayo de 2007

LA DOCUMENTACIÓN GARDELIANA

La tesis de la nacionalidad francesa de Carlos Gardel apareció tardíamente, tan alejada en el tiempo que ocurrió después de su fallecimiento.
Su pieza maestra fue el denominado testamento ológrafo, es decir, un documento firmado de puño y letra, con determinadas formalidades jurídicas (mas bien elementales).
Su fecha de otorgamiento fue la del 7 de noviembre de 1933, al momento de partir para el viejo continente.
Manifiesta ser “francés nacido en Toulouse el 11 de diciembre de 1890” e “hijo de Berthe Gardes”; que su “verdadero nombre y apellido son Carlos Romualdo Gardes” y que adoptó el apellido “Gardel”.
Declara única y universal heredera a Berthe Gardes y como albacea a Armando Defino.

Resulta extraño este acto, verificado con premura, en la instancia misma de embarcarse para Europa, cuando se encontraba en la plenitud de sus fuerzas físicas y acompañado de su mayor estrella artística.
Este testamento supone una contradicción absoluta con numerosos registros oficiales en los que, inequívocamente, reiteró haber nacido en Tacuarembó (Uruguay) y, también, con un acto notarial, celebrado en Uruguay, días antes del otorgamiento del “testamento ológrafo”.

Así, si para exhibir pruebas bastara una, véase esta perla: El 31 de octubre de 1933, es decir, una semana antes de extenderse el manido testamento, Carlos Gardel comparece ante el Escribano Busch Buero, como adquirente de un terreno en el barrio de Punta Gorda (Montevideo), circunstancia en que sostiene ser de nacionalidad oriental. Y como testigo ¿quién surge avalando lo declarado por el comprador? Ni más ni menos que Armando Defino...!

El testamento induce a una dualidad documentaria que debe ser objeto de examen.
¿Qué surge del resto de los antecedentes que Carlos Gardel manejó hasta el día de su muerte, en el trágico episodio del aeródromo de Medellín (Colombia)?

Siempre se declaró uruguayo de nacimiento, de manera abrumadora y sin fisuras.
Véase:
-8 de octubre de 1920. El Consulado de Uruguay en Buenos Aires expide un certificado de nacionalidad uruguaya, n° de inscripción 10.052. Declara llamarse Carlos Gardel, haber nacido en Tacuarembó, Uruguay, el 11 de diciembre de 1887. Ser soltero, de profesión artista e hijo de Carlos y María Gardel. Domicilio en Rodríguez Peña n° 451. Estatura mediana, cabello castaño oscuro, nariz recta, ojos pardos.

-4 de noviembre de 1920. Gestiona documento de identidad argentino, valiéndose del certificado precedente.

-7 de marzo de 1923. Tramita la Ciudadanía Legal Argentina, con residencia de 15 años. Certificado de conducta n° 218.125. Declara ser Carlos Gardel, uruguayo, nacido el 11 de diciembre de 1887, en Tacuarembó.

-3 de octubre de 1923. Obtiene el Pasaporte n° 383.017, en su carácter de ciudadano legal argentino, nacido en Tacuarembó, el 11 de diciembre de 1887.

-21 de junio de 1927. Se le concede la Libreta de Enrolamiento en el Distrito Militar n° 2, Sección 10ª. Matrícula n° 236.001. República Argentina. Nacido en Tacuarembó, siguiendo datos identificatorios similares a los anteriores. Domicilio en Rincón n° 137.

-8 de octubre de 1927. Renueva el documento n° 218.125, del 7 de marzo de 1923. Domicilio en Rincón n° 137.

-16 de marzo de 1931. Carta valable, expedida en París, Francia. Declara ser uruguayo, legalizado argentino, haber nacido el 11 de diciembre de 1887 y ser hijo de Carlos, oriundo de Salto, y de María, nacida en Mendoza.

-13 de diciembre de 1932. Accede a un Pasaporte Argentino, expedido por el Consulado de Niza. Registro n° 02421, serie D. Se reitera, nacido en Tacuarembó, etc.
Se le encontró chamuscado entre sus ropas. El registro indica su nacionalidad: uruguayo.

El Dr. Eduardo Paysée González indica más de 12 documentos en los que Gardel "por su sola y libre voluntad" indica haber nacido en Tacuarembó en 1887.

Cabe señalar que, con posterioridad al otorgamiento del testamento ológrafo, de 7.11.1933, Gardel vuelve a sostener su origen uruguayo, haciéndolo en La Guayra, Venezuela, el 25.04.1935.

(Documentación exhibida en Uruguay por el ex embajador de Venezuela Sr. Juan E. Moreno Gómez)

De lo expuesto resulta que el testamento ológrafo queda en inferioridad de condiciones frente a una relación documental, constante, pacífica, oficial y pública, además de caer en una contradicción flagrante con la actuación notarial verificada en Montevideo, en octubre de 1933.

Sobre qué indujo a Carlos Gardel a realizar la disposición de bienes de la manera en que apareció, después de su muerte, es materia discutible.
Lo es, también, la forma en que se tramitó la sucesión, en la que fueron sorteados requisitos imprescindibles, por apresuramiento, impericia o intereses.
El albacea Armando Defino era idóneo en cuestiones notariales, resultando el beneficiario final de los derechos testamentarios que, en un inicio, pasaron a Berthe Gardes.

Las investigaciones, abarcando nuevos campos de la vida de Gardel, desarman la hipótesis de la nacionalidad francesa. Existen amplios elementos que, como los relativos a la edad del gran cantante, revelan que su identidad es distinta a la Charles Romuald Gardes, el niño hijo de Berthe
Gardes, nacido efectivamente en Toulouse, en 1890.

“El Mago” no es otro que el oriental, nacionalizado argentino. El que recibió las mieles del éxito en la gran Buenos Aires y afirmó su origen tacuaremboense. El que obtuvo el privilegio exclusivo de constituirse en la voz rioplatense y mundial que vence al tiempo.

CARLOS GARDEL: LA VERDAD, SÓLO LA VERDAD

La carismática personalidad de Carlos Gardel generó esplendores y deslumbramientos. Ellos se renuevan, pasados los tiempos, por la penetración profunda de su arte y otros atributos que lo siguen distinguiendo.
Cuando las placas discográficas irradian la magia de su acento, bajo las nuevas técnicas, y sus filmes lo vuelven a mostrar como gladiador inclaudicable y magistral en los escenarios redivivos de su época, aspectos ligados a la interioridad del personaje han procurado conocerse con más extensión.

El atractivo gardeliano nace de un ser impar, al que la leyenda lo actualiza sin cesar.
Indagar sobre él no es una curiosidad malsana. Es, por un lado, adhesión y cariño. Por otro, necesidad de ir a su historia profunda, objetiva. Apasionante y fecunda.

¿Dónde y cuándo nació? ¿Quiénes fueron sus padres? ¿Cómo estaban constituidas las familias de sus progenitores? ¿En qué lugares vivió? ¿Dónde y quiénes lo educaron? ¿Cómo fueron los años de su adolescencia y juventud? ¿Cuáles fueron sus referentes más íntimos?
Y así, muchísimas interrogantes más y las sucesivas que pueden abrirse tras las primarias.

Correspondió al periodista uruguayo Erasmo Silva Cabrera (Avlis) promover algunas preguntas esenciales. A partir de un trabajo de campo muy relevante avizoró la hipótesis de un Carlos Gardel no toulousiano, sino oriental. El de un creador, crecido y alentado por la gran Buenos Aires -madre de ciudades-, conformado con los caracteres propios del ser rioplatense.
¿Francés? ¡En nada!


A partir de la labor del periodista citado fue que la “historia oficial” tejida en torno al mayor cantante de habla hispana pudo verse como precaria o insuficiente, además de falaciosa en determinados aspectos.
Estudios como los del Arq. Nelson Bayardo (fallecido) y del Dr. Eduardo Payssé González -ambos uruguayos- mostraron otros perfiles biográficos del eximio cantante. Examinaron su origen y facetas de su vida en contextos más sostenibles.


Desde Argentina, otras pesquisas y juiciosos aportes, ayudan a conformar con más claridad el proscenio gardeliano.
Ricardo Ostuni, hace diez años, dio a conocer un trabajo en que legitima dudas en cuanto al relato del Gardel francés, sostenido por Berthe Gardes, el albacea testamentario Armando Defino y algún publicista más, caso de Francisco García Jiménez.


En el trabajo “La foto modificada” y en otras contribuciones, Martina Iñiguez, haciendo gala de su gran racionalidad, revela que Berthe Gardes -madre adoptiva de Carlos Gardel y madre natural del francés Charles Romuald Gardes- refiriéndose a dos fotos de estos niños, les adjudicó la misma identidad...!


Después, el albacea testamentario Armando Defino, urdió y ejecutó el resto de la historia.


Me permito recordar aquí elementos de la ilustrativa recapitulación que me ha proporcionado la investigadora argentina, Sra. Iñiguez.
-Erasmo Silva Cabrera cotejó, con el apoyo de peritos policiales de las dos orillas del Plata, las fotografías respecto de las cuales la Sra. Gardes aseverara que se trataba de las mismas personas.



“También es Carlitos” sustentó a la Revista “La Canción Moderna”, en 1936, refiriéndose a la imagen que lucía en un marco oval. La otra, era una clásica toma de un grupo escolar.



El dictamen estableció como conclusión: “Se trata de personas distintas”.
Importa retener que la fotografía contenida en el cuadro con marco oval fue “oficializándose” pues, en rigor, resultaría ser la del francés Charles Romuald Gardes y no la del niño Carlos Gardel.

Comparación de los rostros de los dos niños de las fotos precedentes

-En junio de 2002 son conocidas las conclusiones del estudio antropológico sustanciado por el Lic. Horacio E. Solla, experto uruguayo, miembro del “American College of Forensic Examiners.
Toma para el cotejo la foto del marco ovalado y otra de un Gardel-niño, fotografiado con una de las hijas de la Sra. Rosa Franchini. Conclusión: “Ambas son diferentes”

.
-La analista persiste más. Recurre ante el comisario Raúl O. Torre (bastante afín al grupo francesista de Buenos Aires), para que realice una nueva comparación fotográfica.
El experto toma por base una reproducción de la Revista “Gente”, publicada en 1977, debido a que las últimas aparecidas -con formato oval- fueron objeto de la técnica de “retoque”. Es decir, que se les adulteró, cambiando su forma original.
El estudio reveló que en la foto alterada se practicó el ensanchamiento de la cara del francés Charles Romuald Gardes.
El propósito se explica de por sí: Asimilar éste al Carlos Gardel niño. Método con el que darían credibilidad a la declaración mendaz de la Sra. Gardes.


Existieron pues, autores intencionales de una maniobra punible. También quienes, aún hoy, obran para ocultar hechos reales como los citados.


Un pilar fundamental de la hipótesis del Gardel europeo está destrozado.


Desde Montevideo Carlos Gardel, el 4 de octubre de 1931, haciendo gala de su mirar sereno y su sonrisa buena, respondió así, y para siempre, a la interrogante capital de un diario local:
-¿Es Ud. francés?
-No amigo ¡soy rioplatense!








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